Quizás quieras saber quién soy

Actualización Septiembre 2025

El tiempo ha pasado desde aquella presentación de 2016 y 2017 y siento que es justo volver a asomarme aquí para contar un poco más de quién soy hoy. En mi vida han cambiado algunas cosas, otras permanecen, pero sigo siendo el mismo que necesita escribir para ordenar, para comprender, para compartir y, sobre todo, para sentir.

En estos años he vivido muchas cosas nuevas: viajes, proyectos, aprendizajes inesperados. Siento la madurez como una manera distinta de comprender, la escritura como ese espacio donde mi voz encuentra su propio ritmo y en la tecnología como una herramienta que, lejos de alejarme de lo humano, me ha permitido crear, comunicar y mantenerme curioso.

En la música sigo encontrando el refugio y la brújula. Es banda sonora de mi memoria y a la vez puerta hacia lo que soy. Me acompaña en los viajes, en la escritura, en la fotografía, en los días de calma y en los de vértigo. Estudiar piano me ha mostrado la disciplina y la creación. Escuchar, descubrir, cantar, tararear: en la música sigo reconociendo emociones afortunadamente, no sé poner en palabras. Y al final, todo lo que escribo o vivo tiene un compás y una melodia, aunque no siempre sea consciente de ello.

Mi novela avanza, con paciencia y empeño; mis rutinas de cada día se han convertido en una forma de equilibrio más que de repetición.

Y, sobre todo, la vida me ha regalado algo que no esperaba: una persona con la que compartir esta etapa. Alguien que llegó más tarde de lo que habría deseado, pero en el momento exacto para llenarme de ilusión y ganas renovadas. Compartir el camino le da otro sentido a todo: lo cotidiano se ilumina, lo difícil se aligera, lo bueno se multiplica.

Sigo siendo sensible, sigo necesitando sentir para dar valor a las cosas, sigo creyendo que hemos venido aquí a vivir intensamente felices. Pero ahora lo hago con una mirada distinta: la de alguien que ha aprendido a agradecer el pasado, a aprovechar el presente y a proyectar con ilusión el futuro. En fin, simplemente a disfrutar del camino.

Este blog sigue siendo el lugar donde intento dejar huella de lo que soy. Y lo que soy hoy es eso: alguien que vive, que siente, que aprende y que agradece cada instante, en compañía y con la certeza de que lo mejor de todo es lo que vivimos y sentimos a cada momento.

Octubre 2016 (Actualizado marzo 2017)

Si estás leyendo esto es porque imagino que debes querer saber algo más de mi o quién soy y, aunque lo cierto es que a mí también me gustaría saberlo, voy a intentar darte una idea de quién escribe y realiza todo, o casi todo, lo que ves en este blog.

Mi nombre es José Luis Afán de Ribera y estoy viviendo mi sexagésimo otoño. En otras palabras: acabo de cumplir 60 años (ya 61).

Para entender quienes somos quizás me sirva eso que decía Jean Paul Sartre, «Lo que importa no es lo que los otros nos hacen, sino lo que nosotros hacemos con lo que los otros nos hacen«. Yo creo que soy la suma de esto y de lo que queda de aquel niño que fui y que asoma siempre en cada cosa que hago para curiosearlo todo, para intentar entenderlo intuitivamente y asimilar esa parte que me gusta de todas las cosas que vivo. Porque procuro vivirlas. Me empeño en comprender, en analizar, en sopesarlo todo. Pero es inútil, si no lo siento, no se puede esperar gran cosa de mi. Me mueven las emociones. Lo demás es rutina para mí y tengo muchas rutinas, y no las siento, solo las hago. Procuro asimilar cuanto antes los automatismos y reservar mi yo para las emociones.

De esa forma de ver las cosas, de ese síndrome PAS que padezco con la resignación de quién se rinde a la esencia de ser y aceptar quién es, resulta quien soy hoy.

Cuando entendí todo eso, empecé a entenderme. Desde ahí empecé a descubrirme. Ella tuvo mucho que ver. Fue mi maestra, mi amiga, mi cómplice, mi todo, durante el suficiente tiempo para enseñarme a utilizar mis alas, para mostrarme que para ser feliz, uno ha de hacer más de eso que nos hace felices. Más sentir y menos pensar, menos hablar. Porque hemos venido aquí a serlo, a ser tan intensamente felices como podamos, y sin pérdida de tiempo. Porque eso es lo único que tenemos. Tiempo.

14368872_1579813122325069_2091012034897170251_n.jpgPor circunstancias de la vida, me vi de repente volando solo y, aunque eché y echo de menos aquella maravillosa compañía que tanto agradezco cada día y de la que tanto aprendí, tuve que aceptar que su camino y el mío iban a tomar rumbos distintos. Aun la recuerdo al atardecer. Cuando me despisto, aun respiro su aroma de miel. Pero ahora es ya un hermoso recuerdo que me ayuda y me anima a seguir por mi mismo. Volando, navegando, acariciando la vida que vivo y apreciando cada momento porque no me puedo permitir perder ni uno solo de ellos.

Empecé a escribir desde muy pequeño. Intentaba imitar a mi padre, al que veía componer poemas con soltura, a cada momento. Como no se me daba muy bien, me dediqué a leer y me tragué desde Julio Verne hasta Herman Hesse, Charles Bukowski, Hunter S. Thompson, Noah Gordon, Oscar Wilde o Mark Twain, por citar algunos, pero prácticamente leia todo lo que caía en mis manos. Así fue como me di cuenta más tarde, que sí podía escribir.

Pero aun me faltaba tener algo que escribir, así que tuve que vivir primero, al mismo tiempo, antes, incluso después. Pero, como decía antes, fue con ella con la que aprendí a ser yo y a desprenderme poco a poco de lo que agarrotaba mis letras, de las capas que no necesitaba, y fui consiguiendo una soltura que, de momento, me permite expresar lo que siento con cierta coherencia. Me doy cuenta de lo mucho que necesito practicar y sé que, al fin, escribir para mi es una terapia para calmar todos los males y también para aupar todos los bienes de mi vida.

A estas alturas, seguramente, a poder escribir le debo la vida que tengo, la cordura, la calma, la poca madurez que pueda disfrutar y, desde luego, la aprecio como la mejor herramienta para comunicarme con quienes me leéis. Y, aunque muchas veces no sepa quiénes sois, solo me hace falta saber que nos entendemos, que sentís lo que escribo. Para eso me sirve escribir, para sentir intensamente y para hacer sentir. Para escribir desde el corazón para que llegue al vuestro.

Otro día os cuento más cosas. Por hoy, me basta con saber que estáis ahí y que consigo transmitir mis emociones cuando leéis lo que escribo.

Gracias por estar ahí y sentirme en mis letras.

Para contactar conmigo: joseluis.afan@gmail.com

Facebook: https://www.facebook.com/JLAfandeRibera

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8 Responses to Quizás quieras saber quién soy

  1. Avatar de María Borrero María Borrero dice:

    Es un placer conocerte.

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  2. Avatar de Maria Maria dice:

    Acabo de encontrarte y me has sorprendido …no queda demasiada gente que quiera sentir sin mas,sentir con todo…un saludo

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  3. Acabo de ver tu presentación… Me siento comprendida con tus palabras, no soy la única que intenta comprender, descubrir y vivir. La gente podría decir que, a mis 21 años, tengo toda la vida por delante, pero lo cierto es que nadie sabe cuanto significa «toda». No tenemos «toda» la vida, solo este instante, este momento.
    Me encuentro en un momento en el que me ayuda mucho escribir, cuestionarme, me ayuda mucho leer, sentir. Así que te doy las gracias, infinitas, de corazón.

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