Harto, cansado de todo aquello,
resolví no dedicarle más palabras,
más pensamientos,
más vacíos huérfanos.
Pensé en no perder más tiempo
acariciando aquella imagen,
grabada con tanto Amor en mi alma,…
Pensé en todo eso,
hasta que comprendí que, en realidad,
desde que le dedicaba mis emociones,
mis oscuridades y mis luces,
mientras escribía,
desgranando fibra a fibra los deseos,
mientras peinaba las emociones
y las teñia de aquel mar y aquella brisa,…
mientras hacía todo eso,
acariciaba las letras,
una a una,
y dibujaba con colores las palabras.
¿Cómo no amar la poesía?
¿Cómo no amarla a ella?
Jose Luis Afán de Ribera
¡Bellísimo, José Luis!
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Gracias Ana por leerlo y por tener un corazón tan Bello.
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Gracias a ti por tan bonitas palabras.
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