Si pudiera explicar
lo que siento cuando nos besamos,
besaría cada palabra,
cada letra,
cada brote de pasión
que en ellas hubiera.
Si pudiera sentir tu beso
cuando estamos lejos,
ahuyentaría uno a uno los miedos,
las dudas, la melancolía
y separaría
cielo e infierno
de un solo golpe, con un solo beso.
Y puedo sentir
cada uno de esos besos.
Los del primer día,
aquellos de la última vez,
los de “aquel” abrazo,
o los del “aquel” momento mágico.
A veces pienso
que alguien convirtió en estrellas
uno a uno los besos que nos dimos
y el firmamento quedo, así, salpicado de ellas.
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