El perdón no cambia el pasado, pero si el futuro.
Paul Boese
Déjame recogerte
con mis manos.
Deja que te aupe hacia el cielo.
Déjame juntar los trozos
y las miradas perdidas.
Deja que seque
la sal de tus mejillas,
con mil caricias.
Permite que remiende tu sonrisa,
tan bella,
que dibuje en tu mirada
un atardecer y una brisa,
el reflejo de la luna llena,
la lluvia en tu piel.
Déjame mirarte,
de frente,
como siempre,
sin prisas,
desde el amanecer,
hasta que acabe el invierno,
hasta que ya no quede
melancolía en tu mirada
ni tristeza en tu sonrisa.
Por favor, deja que lo haga.
Luego me iré,
siguiendo mi camino,
sin mirar atrás,
agradeciendo cada día,
cada hora pasada contigo,
cada caricia en tu compañía,
llevándome el tesoro
que solo nosotros vimos,
que solo tú y yo sentimos.
¿Recuerdas?
Aquel día,
junto al mar,
paseando en un día gris,
descalzos por la arena,
sintiendo lo que amaneció aquel día
y que se niega a atardecer
para empezar un nuevo día.
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