Y lloré,
porque la sal curaba mis heridas
Alcé la vista,
porque una vez me llamo “cielo”
y quise respirar,
porque el aire llevaba uno de sus suspiros.
Por eso di las gracias,
porque una vez sentí su alma
sonriendo junto a la mía.
Por eso sequé mis lágrimas,
para disfrutar lo vivido.
Y cerré los ojos,
necesitaba claridad
para volver a ver amanecer.
Permanecí en silencio,
tanto como pude,
para escuchar mi propio ruido.
Me quedé quieto,
para sentir el universo
hormigueando bajo mis pies.
Sonriendo humildemente me miré,
para poderme reconocer.
Allí estaba yo, de nuevo,
para no volverme a perder,
… hasta la siguiente vez
en que el amor
me haga tocar el cielo
y ponga mi mundo del revés.
Nunca se debe perder la esperanza.. Una vez más, precioso.. Felicidades.. Abrazos de luz 🙂
Me gustaMe gusta
Por supuesto Mamen. Este escrito tiene ya meses y ahora, pasada ese tiempo, vivo rodeado de personas maravillosas que me hacen comprender eso que me dices. La esperanza no se debe perder nunca.
Te agradezco de corazón que me leas y que sientas mis letras.
Abrazos de luz 🙂
Me gustaLe gusta a 1 persona