Conservo intacto el color cálido
de tu voz en mi mirada,
la fragancia de una piel erizada,
vastos campos de algodón
mar y cielo azul,
sonrisas, miedos
y tu mirada limpia y clara.
Entre dos una conversación,
o no, mejor dos.
Porque mientras hablas
me acaricias
y, mientras te escucho,
dibujo tu piel de melocotón.
Porque en los silencios
pongo siempre un “tú y yo”,
mirándote a los ojos
y un “bienvenida amor”.
Visto de cuentos,
risas y juegos
este momento entre dos,
para envolverlo luego
y acariciar
cada rincón de tu piel
y cada letra de tu voz.
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