A la tempestad

Anda la luna escondiéndose
detrás de las nubes
que la siguen para abrazarla.
Ella derrama su luz sobre el agua,
acariciando la mirada perdida
de una niña en una noche robada.

Lleva ya la mar
muchas batallas ganadas.
Sobre las olas,
en la arena suave,
en tantas caricias soñadas.

Se enredan entre sus dedos,
suspiros, recuerdos,
emociones y calmas.
No hay pensamientos.
Es el corazón que habla desbocado
a la tempestad de su alma.

Ay niña que el corazón no entiende
ni de miedos
ni de mentiras
ni de patrañas.
Sólo habla de amor si le escuchas
y te llena de pasiones
y de caricias al alma.

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