Entre ella y el mar

Ella vive en un haz de luz,
al filo de una tenue oscuridad, 
entre la sabiduría de la niña 
y la ignorancia más adulta. 
Siempre acarreando la dualidad.
Siempre la duda.

Se levanta al anochecer del día 
y se acuesta al alba de la noche. 
Entre el sueño y el desvelo.

Entre ella y el mar
no hay luna.
Después de ella
solo hay cielo.

Es inmenso el amor. 
Lo tiene en la mirada, 
Lo lleva en el corazón
que late a duras penas.

Dime qué tienes niña
que de amor te marchitas, 
qué provoca tu ensueño, 
tu dolor y tu melancolía.

Dime qué tienes 
que el miedo te paraliza.
La vida pasa tan deprisa.

Despierta a la vida.
Te está esperando, 
con los brazos abiertos, 
rompe con la apatía.
Despierta niña.

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