No confundas
ausencia con rencor.
Si no estuve allí,
si estoy y estuve ausente,
fue porque tu alma
y la mía ya no se dan la mano.
Se despidieron para siempre,
hace tiempo,
y tú y yo sabemos
que así es mejor.
Pero no olvides nunca,
que por encima del miedo
o el dolor
o la duda
o el recuerdo,
por encima de todo eso,
mi mano sigue tendida,
deseando que venga la tuya,
deseando el abrazo callado,
una palabra, algún sentido
o alguna razón,
Mi corazón
aun echa de menos sentir
que lo sostienes con una caricia
y que lo haces latir con tu sonrisa,
con tu mirada,
con tu amor.
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