Me he vestido de sol esta mañana.
Al amanecer me lo he puesto.
No le pedí permiso a mis miedos
ni he tropezado con las dudas,
que suelen ponerse siempre por medio.
Nada.
Hoy no había ni una sola despierta.
Me expongo a un frío
que hoy corta descaradamente lo superfluo,
dejándolo todo al descubierto,
amores, cicatrices y mi alma,
tan bella,
que me sigue pidiendo
que me de cuenta
que es adentro.
Que debo mirar adentro,
que por favor la mire,
que lo que más deseo,
está ahí siempre,
junto a ella.
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