Al final del otoño…

Hay tardes de otoño en que siento la brisa pasear junto a mi. Se abraza a mi como una mujer de sonrisa seductora que me acompaña alegre junto al mar. La siento despeinarme, rozar mi mejilla, levantando remolinos en la arena, peinando melenas de agua salada que cabalgan estéticamente sobre las olas. Me envuelve y me invita a jugar, a disfrutar de este presente que me regala el destino.

Y no sé si hay Dios
o solo es mi camino.
No sé si es un ángel
o si es el universo
que cierra puertas
y abre ventanales
para regalarme motivos.

Al final, solo sé que, al pasear junto al mar, siempre encuentro una parte de mi que había perdido, respuestas a preguntas que no me había hecho, la caricia perdida del sol que aun calienta mi piel de invierno para darle color, rojo, gris o vino, dependiendo de cómo lata mi corazón.

Y me detengo y me asomo al mar, echando la vista atrás para recordarme, subido en la cresta de aquella ola, aprendiendo a volar. Inconsciente de lo efímera que es la felicidad. Ingenuamente. Cayéndome una vez más.

Los sentimientos no parecen tener memoria. Solo sintiéndolos de nuevo los vuelvo a recordar. El resto del tiempo, los busco entre los pliegues de algún recuerdo olvidado. Pero no, no es ahí donde los voy a encontrar.
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Una respuesta a Al final del otoño…

  1. Gracias. Como siempre con mucho sentimiento y emoción. Genial para leer en estos días de reflexión…

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