Te llamaba Luna
y no estabas.
Suspiraba
y la noche callaba.
– Te llamaba, mi luna. ¿Dónde estabas?
– Recorría la tierra, lo inundaba todo de reflejos en el agua, acariciaba en silencio inmensos silencios de sal y calma, montañas limpias, naturaleza en paz en cada rama.
– Me gusta verte de nuevo iluminándolo todo: silencios, sueños y un mundo que se ha detenido para poder echar la vista atrás y ver lo que ha dejado, para dejar espacio a miles de seres que, ahora respiran y cantan, duermen y se sienten en paz.
Brilla mi luna, llena la noche de reflejos, sueños y el embrujo de tu caricia rielando sobre el infinito cielo y la sal del agua.
Bello…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias!
Me gustaLe gusta a 1 persona