Siempre sopla a favor el viento…
Cuando relajado me susurra al oído
en una tarde fresca de verano,
cuando misterioso, se tensa,
antes de la tormenta
o cuando ruge ante el cambio.
Siempre sopla bien el viento,
cuando me acaricia el alma,
porque nunca pierde el paso.
Cuando me limpia,
cuando está en calma,
cuando arrasa, de repente,
y se lleva por igual
risas y momentos rancios.
Cuando hincha con fuerza
las velas de temores
y abismos vanos.
Cuando se calma de nuevo,
y deja paso al silencio,
al vacío, a esa ‘nada’
que llena de paz,
todo a su paso.
Siempre sopla a favor el viento,
me enseña que no hay que temer al cambio
ya que solo deja a su paso,
lo importante, mi ánimo,
limpio y claro.
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