… me quedaba el mar …

Perdóname si te dejé de escuchar.
De repente, todas tus letras
quedaron huecas,
sin sentido, sin verdad.

Ya solo me quedaba el mar
que me repetía con paciencia,
poco a poco,
ola a ola,
que todo aquello,
no era amar.

Hoy huele otra vez a tierra mojada,
a final de verano,
a suave brisa,
a anhelo de su mano en mi mano.

Huele a ese amor que teme defraudar,
huele a muchos pasos aun por dar.
Hoy, después de mucho caminar,
el verbo sigue siendo amar.

Sin necesidad de palabras.
Mirando el mismo mar.
Ella entenderá.

IMG_4257.jpg

Esta entrada fue publicada en Adiós, Amor, Amor propio, Mar, Soltar. Guarda el enlace permanente.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s