Se acabó.
Desapareció la magia,
se hizo sordo el olvido,
dejó un agujero,
un vacío en el alma.
Aquel amor
se te quedó atragantado en el corazón
como un tapón a la esperanza.
Ahora te miras al espejo
y sabes que debes seguir,
debes hacer como si nada,
como si todo siguiera en calma.
Aprendiendo,
llenando huecos, grietas
y apagando las llamas.
Porque, precisamente,
pasión no te falta.
Y has de mirar hacia adelante,
escuchando el romper de las olas
en esa playa que parece lejana,
que ya se irá dibujando en tu mirada,
dejando la seguridad de lo conocido,
de lo que ya sabes que fallaba.
Te abrazas al viento
conteniendo la respiración,
cambiando de dirección,
dejándote llevar por el corazón.
Te espera la piel que sientes,
la pasión que se esconde,
el fuego que abrazas.
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