Me niego a que amarte sea rutina.
A acostumbrarme a ti.
No quiero que me esperes
a la hora de siempre,
ni saber dónde vamos a ir.
Me da vértigo asomarme
a la vacía costumbre,
a serte indiferente,
a empaparme en el río del continuo seguir,
del hábito inconsciente.
De nada me sirve esa seguridad.
Prefiero la felicidad
de dejar que todo pase,
a sumergirme en el torrente del presente
y que sea éste
el que arrastre todo mi ser hacia ti.
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