Atardecía mientras paseaba por la orilla, mojándome los pies de sal y cierta indulgente nostalgia. Recordaba otros tiempos, otros mares, otras causalidades; me acordaba de esas personas que pasan por nuestra vida para cambiarla, que nos ayudan a entender y a aprender, a aceptar y, luego, a perdonar y a perdonarnos, cada dia.
Atardecía y te sentí caminar a mi lado, en silencio, entrelazadas las manos, disfrutando el paisaje, saboreando el momento.
Atardecía. Sonreí agradecido y miré hacia adelante, hacia donde se mueven alegres todos esos recuerdos.
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