La calidez de su abrazo
supo cómo acabar
con el frío de mis inviernos.
Llenó la soledad de mis vacíos
y venció el peso de la sombra
que siempre viajaba conmigo.
El susurro de su voz
llenó de música mi mundo.
La caricia de sus dedos
desanduvo un camino
que en mi piel
estaba tatuado de olvidos,
de deseos y de miel
de aquellos ratos perdidos.
El color de su mirada
pintó uno a uno los versos
del poema que hoy escribo.
Desde el suelo hasta el cielo
pasando por ese arco iris
que atraviesa penas y miedos,
y el corazón del poeta
que aquí rima el desvarío.
Ella hizo magia conmigo.
Hermosísimo Jose Luis !!
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Muchas gracias Pilar. Encantado que te haya gustado. 🙂
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