Celebrar la poesía no es asunto baladí.
Celebrar las letras,
la inspiración, el amor,
el alma en prosa o en verso.
Celebrar la vida,
celebrar el pasado, los recuerdos,
la memoria inquieta
que siempre vuelve a dibujarnos
en nuestros mejores momentos.
Bendito el olvido
que borra a su antojo,
matices, tonos y besos.
Celebrar el futuro
que rellenamos con aspiraciones,
imaginación y sueños.
Con la prudencia de la madurez
que no permite que se desboquen los caballos
ni que tañan las campanas al vuelo.
Celebrar el presente,
en precario equilibrio de pensar,
lo menos posible,
y de sentir, lo mas intensamente posible.
Celebrar la vida, el cariño,
el amor que sentimos,
ese que llevamos dentro cada uno de nosotros,
el amor propio, a nosotros mismos,
porque nos lo merecemos.
Celebrar la poesía,
celebrar La Luz,
celebrar el Amor,
correspondido o no,
porque es lo que más suspiros genera.
Celebrar la poesía no es asunto baladí.
Celebrar la poesía es vivir escribiendo versos,
leyéndolos,
sintiéndolos,
viviendo conscientemente,
aprovechando nuestro espíritu en el tiempo,
que es uno y que es intenso.
Celebro pues este día,
con vosotros, para vosotros,
porque sois vosotros, conmigo o sin mi,
lo mejor de lo que llevamos,
cada uno de nosotros, dentro.
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